La verdad es que no tengo ni idea qué tiene que ver mi nuevo título en inglés, con el paratítulo en castellano, pero me encanta.
Narrarte el día de ayer, querido primo, es el fin de hoy, curioso bucle lingüístico.
Desde que descubrí el deporte hace aproximadamente 3 años y medio, y sobre todo desde que dejé de fumar, re-direccionar este pequeño exceso de energía ha sido desde entonces mi fin último.
Nunca sabremos si, como dice la leyenda, fue aquel famoso chispazo de corriente alterna de 220 voltios atravesó mi cuerpo de mano a mano, y de derecha a izquierda, sintiendo cómo me tostaba el corazón, y haciéndome correr y saltar a una velocidad nunca antes vista en el interior de un hotel; lo que me transformó.
Tal vez fueron aquellas malditas pastillas para dejar de fumar, las mismas que me tuvieron 3 meses durmiendo 2 horas al día, (hiperactivo, por primera vez en mi vida conscientemente, y también por primera vez que limpié los azulejos de la cocina de un piso de alquiler),con una mezcla de síndrome de abstinencia nicotínica.
Quizás fuera el simple hecho de empezar a dejar de fumar; el eliminar de mi maltrecho cuerpo el exceso de CO2, que a nivel neuronal creo que me producía aletargamiento, somnolencia, conformismo, tranquilidad, algo de apatía, cansancio generalizado, síndrome de piernas inquietas, y porqué no decirlo, un grado de agusted, y alegría, nunca más en mí sentido.
Otro hecho conocido e interdependiente de los 2 anteriores, fue el comienzo de mi tolerancia al alcohol ( y posteriormente a otro tipo de radicales -OH, que en fin, eso ya es otra historia).
El hecho de no fumar, hizo que, para estar entretenido, hacer algo y tener las manos ocupadas, empezara a beber más los fines de semana, llegando a duplicar e incluso triplicar mi tolerancia al alcohol.
No queriendo decir esto que me sentara bien, por supuesto, sino que para estar igual de asco, necesitaba beber el doble o el triple.
El último hasta la fecha descrito factor hiperactivo-dependiente-originario, también relacionado con los anteriores, fue la ingesta masiva de whisky con red bull.
Aquellos ya míticos 9 whiskys con toro rojo de la noche vieja maldita, aquella posterior botella de pacharán con red bull...y las repetidas y periódicas ingestas de la mezcla mortal, causaron o potenciaron todo lo anterior, nunca lo sabremos.
Lo que sí sabemos fueron los efectos: Hiperactividad hasta límites insospechados, intercalados por pequeñas pausas de lectura y meditación trascendental que no hacén sino reforzar la hiperactividad, ya que si bien en un principio relajan, al salir de la fase tranquila, la hiperactiva se potencia...
Aquello pertenece al pasado reciente, y el brebaje mágico con sus efectos en mi devastadores, y el abandono de su consumo no solucionaron nada.
Oye, como siempre me he desviado del tema, que era contarte mis andanza por la montaña este fin de semana.
Luego te lo cuento.
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